La estirpe de las palabras
Desde que el lenguaje se agenció un lugar en la comunicación de los seres humanos, designar cada cosa con un nombre devino una necesidad impuesta por las circunstancias. La forma en que procedieron nuestros antepasados para tan compleja tarea deviene un enigma. Pero hoy sabemos que muchas palabras deben su etimología al entorno fundacional que las echó al mundo.
Vocablos hay cuya casta ignoramos. En español conocemos por testificar al acto de declarar sobre un suceso ocurrido en nuestra presencia. Su génesis data del Imperio Romano. Por entonces, a falta de una biblia sobre la cual jurar ante los tribunales, los declarantes estaban obligados a oprimirse los testículos con la mano derecha. Si se descubría que su alegato era falso, podían ser castigados con la amputación de esos órganos. Así, del término testículos nació testificar.
La palabra guillotina se inventó durante la Revolución Francesa de 1789. Nombró a un aparato encargado de decapitar a los condenados a muerte, entre ellos a Luis XVI. Procede del apellido del médico José Ignacio Guillotin, quien........
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