Sin el síndrome de Hialeah
«Ah, pero tú eres de Hialeah, la cuadra linda», me dijo al entregarle mi dirección en un papel. Realmente no entendí la «broma», basada en una comparación con un territorio foráneo, pero luego supe que a nivel popular en algunas instancias, así nombran la zona en la que el buen gusto, la higiene y las ganas de rodearnos de un entorno amigable y atractivo se destacan.
Los parterres están cuidadosamente arreglados por un incansable jardinero que limpia al detalle a diario, y rodeados de unas cercas blancas «como las de los jardines de las películas». Las plantas, incluso las sembradas recientemente, refrescan el ambiente y lo embellecen. Las aceras han sido restauradas, y donde hace unas semanas el basurero cubría hasta casi la mitad de la calle, ya pronto disfrutaremos de un verde césped y florecientes flores. Ingeniosos cestos en varios tramos propician........
© Juventud Rebelde
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