El reto que no espera
Se sabe las letras de todas las canciones de Karol G, se mira frente al espejo mientras intenta bailar como Shakira y quiere que le compren unos zapatos como los de Lady Gaga. Por suerte, reconoce las melodías de Enid Rosales y aún localiza en YouTube videos de animados infantiles, aunque en muchos casos son de factura internacional.
¿Es normal? Claro, lo es. Difícil sería encontrar a una niña de ocho años ajena a lo que sucede en el mundo, teniendo en cuenta que sus amiguitos y sus familiares hablan y comparten imágenes desde sus celulares. ¿Solo consumirá productos cubanos destinados a los infantes? Seríamos ingenuos si pensáramos que aislarla en una burbuja evitaría su contacto con el mundo exterior.
Los tiempos han cambiado, y aunque la anécdota puede parecer muy simple, tan solo pretendo referir lo que sucede a diario en nuestro entorno, pues no podemos quedar impasibles a lo que desde más allá de nuestras fronteras nos llega.
Si la madre de la pequeña solo ve los programas que le prestan del «paquete» y su hermana mayor solo canta en inglés, ¿qué podemos esperar? Cuando tenga 20 años, sus referentes culturales no serán mayoritariamente cubanos.
¿Globalización? ¿Colonización cultural? Obviamente. Por eso me........
© Juventud Rebelde
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