La historia de Emma Dayana, y la de miles de emigrantes más
Es lunes 1° de enero de 2024. Mmm. Primero de enero. Día anual de pensamientos e ilusiones. De sonrisas hacia adentro y miradas fijas en el vacío. Día de introspecciones y sueños por alcanzar. Pasan de las cinco de la tarde en la región de Arroyo San Miguel, 30 kilómetros al norte de Monterrey, Nuevo León. El tren, en cuyos lomos de hierro se montan los migrantes todos los días en su intento por llegar a la frontera con Estados Unidos, avanza. No va muy rápido, pero sí con suficiente potencia como para que sea temerario treparse a cualquiera de sus vagones de carga. La marcha de la bestia que rueda por el ferrocarril con sus toneladas a cuestas siempre es implacable: apenas tres días después de Nochebuena, el 27 de diciembre, la desgracia acabó con la alegría navideña de una familia centroamericana en La Piedad, Querétaro: una menor de 5 años cayó de un vagón. El monstruo de metal la engulló y luego la escupió a un lado de la vía. La niñita sobrevivió pero perdió la pierna derecha y sufrió heridas........
© El Universal
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