¿Dónde está la empresa innovadora?
En la búsqueda de medidas efectivas para paliar y revertir la actual crisis, parece haberse olvidado que la meta no es solo sobrevivir, sino desarrollar el país
La agonía de la empresa cubana obliga casi a la adivinación para encontrar soluciones a sus problemas; de hecho, a veces parece que esta tira los chamalongos, esos cuatro pedazos de cocos que se revelan como oráculo de la religión afrocubana. A tientas, a toda hora, empresarios y directivos sortean fórmulas de cualquier tipo. En ocasiones hacen diana y con frecuencia, no.
Al fin ha empezado a romperse un viscoso inmovilismo, así que jamás dejan de explorar salidas, como los adivinadores de chamalongos, que todo el tiempo hacen preguntas a los frutos dispersos. Entonces interpretan la críptica respuesta, afirmativa o negativa, según caigan las piezas con la cara o el culote hacia arriba en determinada combinación numeral.
Si el azar fuera buen método en materia de estrategias económicas, los responsables deberían ser fieles al mismo principio que en el interior de un modesto cuarto de culto, siguen los adivinos de palo mayombe cuando tiran los chamalongos. Es decir, los implicados, para aceptar la predicción, deben creer en el procedimiento.
(Incrédulo yo, cierta vez rogué a un palero que me confesara, so pena de romper nuestra larga amistad tejida desde la infancia, si era o no una estafa el acierto al tirar los chamalongos y este me aseguró que para ellos esa magia existe, pero, ineludiblemente, para que funcione debes confiar en ella).
Es decir, si no se tiene firme convicción en la solución propuesta, la persona –o la empresa, o cualquier otra cosa que busque luz porque todo está oscuro–, difícilmente superará el osogbo, entiéndase como tal esos caminos temporales de malos augurios, lo negativo; el infortunio debido a actos propios y acciones, propiciado por un pensamiento negativo o, incluso, por acciones perturbadoras externas que desestabilizan la armonía y firmeza. Así lo explican los seguidores de ese complejo culto y yo no soy nadie para ponerlo en duda.
En medio de tan cruenta crisis que hoy acalora, de alcance transversal y lacerante para todos los sectores económicos y sociales de la nación, gran cantidad de iluminados estrategas han podido sacar de sus portafolios numerosas medidas que, ya aprobadas, han empezado a tomar cuerpo y anticuerpos en los procesos productivos que se llevan a cabo en el nuevo tejido empresarial cubano, todito este, conformado no solo por diversas formas de propiedad, sino hasta por demasiadas interpretaciones hacia al interior de las organizaciones empresariales, toditas estas.
Vista a escala macroeconómica, a riesgo de desenfocar el microscopio social, la suerte se ha echado fundamentalmente en destapar todas las fuerzas productivas en función de obtener bienes y servicios de excelencia que puedan convertirse en divisas internacionales frescas. Una vez ingresadas en el país, su uso deberá sanear las arcas y desoxidar progresivamente cada articulación económica.
Pero múltiples factores han puesto cuesta arriba la reproducción de capitales en casi todas las organizaciones, no solo las de menguadas exportaciones. Algunas apenas consiguen cumplir sus escuálidos planes, diseñados a sabiendas de que no cubrirán........
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