La muerte de Adán, por Gustavo J. Villasmil Prieto
X: @Gvillasmil99
Avenida Baralt, en Caracas, a boca de metro. Una rara sensación flotaba en el ambiente, un «no sé qué» que erizaba la piel. Hasta aquel febrero de 1989, había sido la fe en el estado mágico la que nos había mantenido mal que bien juntos, anestesiando nuestros dolores y matizando nuestros más profundos resentimientos, tan felices como éramos con nuestros viajes anuales a Miami, nuestro 5 y 6 dominical, nuestros Caracas-Magallanes y nuestras imbatibles reinas de belleza.
Hasta que llegó el día en que se partió el hierro caliente de la realidad saltando por los aires el acuerdo tácito que por 40 años sirviera de eje a aquel juego; un juego consistente, como escribiera Diego Bautista Urbaneja, en evitar «que todo el mundo se pusiera bravo el mismo día».
Hospital Vargas, a poco de recibir la guardia en Emergencia. «¿Qué estará pasando?», nos preguntábamos viendo correr a un gentío con televisores, cajas de «conflei» a la espalda y hasta con tres y cuatro potes de mayonesa en las manos. La sala colapsó minutos más tarde llena de heridos a bala. Algo inusual y terrible acontecía en las calles de Caracas y no sabíamos qué era. No fue sino hasta la mañana siguiente que lo comprendimos todo.
«El Caracazo» lo llamaron. Fue la primera gran rebelión........
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