Una jornada homenaje a Roberto Bolaño
La frase de una ponencia que el pasado mes de octubre leyó en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba) el escritor argentino Carlos Gamerro daba vueltas en mi cabeza: “El mal que creíamos enterrado para siempre vuelve a asomarse de la tumba”.
La expresión es sugerente y en torno a ella crecen ideas como semillas en terreno fértil. A veces se creen sepultados temas o conductas, pero en verdad subyacen; solo esperan el instante oportuno para brotar.
La imagen es más ilustrativa si agrego a la frase otro fragmento que en un principio había sacado de la cita original: “Cual película de zombis, el mal que creíamos enterrado para siempre vuelve a asomarse de la tumba”. Los zombis y el mal, el mal y su carácter tentador y autodestructivo. “Los males no son el mal”, apuntaba Gamerro.
Aunque podrían establecerse analogías desde términos como “autoritarismo”, “totalitarismo” o “tiranía”, el asunto “del mal”, abordado en la obra de Bolaño, y sobre la cual disertó el autor argentino, parte de una realidad concreta: la dictadura en América Latina. Se habló de antecedentes y referentes.
Los principales puntos desplegados refieren aspectos que reitera Bolaño, cuya obra incluye poesía, cuentos y novelas entre las que destacan libros potentes como Los detectives salvajes (1998) y 2666 (2004). Pero Gamerro diseccionó otras dos no menos trascendentales: Estrella distante (Anagrama, 1996) y Nocturno de Chile (Anagrama, 2000).
Los temas que en ellos se........
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