Amargo porvenir
Recibimos una cátedra de Marcelo Bielsa cuando se enfrentó a Uruguay y ante los suplentes de Brasil apenas se pudo competir. El semblante de Jaime Lozano ya es otro. El puesto de entrenador de la Selección Mexicana de futbol, se dice coloquialmente, es igual de desgastante que el de Presidente de la República. No podría ser otro rostro, hay pocas respuestas a las problemáticas que enfrenta hoy Lozano al frente del Tri y la Copa América es la última gran prueba de este proyecto que hoy tiene decepcionado.
Pero existe un retroceso muy grave que sólo los directivos y miembros de la FMF y la Liga MX parecen no reconocer; porque de repente aparece un día Mikel Arriola presumiendo, con el pecho inflado y la sonrisa que sólo un político puede mantener cuando las cosas por detrás se están incendiando. Que hubo una mejor asistencia........
© La Razón
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