La trampa de la «luz de gas»
No es poco frecuente escuchar en conversaciones de nuestra cotidianidad respuestas como «eres muy sensible», «estás exagerando» o «eso nunca pasó» a inquietudes serias del interlocutor. Mediante este tipo de interacciones se busca situar la atención en la percepción subjetiva de la persona vulnerada y no en el contenido de sus inquietudes.
¿Y para qué? Se me ocurren respuestas extremas, como entender mejor el mundo interno y preocupaciones del otro (un ejercicio social de empatía), o hacerlo dudar de sí mismo y evadir responsabilidades.
Este último es caldo de cultivo para el gaslighting, un método o patrón de abuso emocional sutil, que se reproduce de manera sistemática y tenaz en cada escenario de la vida en sociedad.
Por ejemplo, un jefe que minimiza el trabajo de sus empleados para hacerlos dudar de su valor, o padres que culpan a sus hijos de problemas y dinámicas........
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