Imputaciones sobre corrupción: ¿mentiras o complicidad?
En el primer debate presidencial, rumbo a la contienda del 2 de junio, faltaron propuestas y claridad acerca de cómo implementarían ciertas políticas públicas, al tiempo que sobraron afirmaciones e imputaciones de todos los candidatos sobre hechos de corrupción.
Las candidatas Sheinbaum y Gálvez usaron más tiempo en atacarse mutuamente acerca de quién tenía más cadáveres en el armario y qué partido le había hecho más daño al país, en vez de hacer propuestas o explicar a detalle algo tan simple como “de dónde va a salir el dinero para hacer todo aquello que proponen”.
Mientras, el candidato Álvarez, aprovechó los reproches mutuos para apostrofar como “vieja política” a las candidatas, resaltar la corrupción institucionalizada de ambos frentes y presentarse como una tercera vía, nueva, joven e impoluta.
Mientras, los moderadores -Denisse Maerker y Manuel López- intentaban llevar la conversación a un debate de ideas, a explicaciones concretas, sin mucho éxito.
Precisamente, Maerker hizo un recuento de los casos icónicos de corrupción desde la presidencia de Salinas hasta la actual de López. El recuento sirvió para recordarnos que todos esos casos multimillonarios han quedado impunes, que en el mejor de los casos se sacrificó a alguien, el eslabón más débil de la cadena, para garantizar que escándalos como “el toallagate”, “la estafa maestra”, “SEGALMEX”, no salpiquen a la presidencia de la República.
Las pobres respuestas de las candidatas, ante un fenómeno sumamente........
© El Universal
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