¿Trump sí estará cansado de guerras?
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No falta quien se pregunte si, tras 248 años del nacimiento de una nación, en efecto sea Estados Unidos un país de libertades, cuando es el bipartidismo el que ha dominado sus destinos. O si, al contrario, en una doblez que muestra, de un lado, una maquillada cara pseudodemocrática, y del otro, una tenebrosidad para esconder sus peores defectos, ha sido un enorme territorio de élites opresoras.
Allí las terceras opciones no funcionan, porque están atadas a una suerte de “dictadura” bipartidista. No han florecido socialismos, y menos anarquismos, o partidos con otras perspectivas diferentes al sostén del statu quo. Su gran literatura, creo, es la que, en tiempos viejos y nuevos, ha dado cuenta de infamias y otros atropellos contra trabajadores, contra inmigrantes, contra quienes en su ánimo de transformación o de alcanzar reivindicaciones para todos, han sido explotados o, como en el caso de Sacco y Vanzetti, condenados de manera injusta y amañada.
El racismo, las masacres y desterramientos de indígenas, la explotación extrema a trabajadores (y, en particular, en una época de ascensos industriales, a las trabajadoras) han marcado la pauta de una nación que se dice proclive a las libertades cuando, en su ancestralidad y esencia,........
© El Espectador
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