LA HABANA, Cuba. — Empezó el año 2024 y la economía cubana parece lejos de salir del coma provocado por la ineficiencia gubernamental, la corrupción y la improductividad.

Según expresó recientemente a Radio Rebelde el periodista Raúl Menchaca, en plan de proctólogo social: “El músculo principal de la Isla, la producción, está muy deteriorada”. Si seguimos esa línea argumental y estilística, el resto de ese cuerpo también se encuentra hecho un desastre, en un coma económico irreversible.

La cabeza del régimen padece hidropesía ideológica, los ojos muestran evidentes señales de catarata o daltonismo, la nariz está obstruida por el hedor a desechos en la vía pública y los hombros están caídos por el excesivo peso de las charreteras de los militares. Por si fuera poco, el número de glóbulos rojos en la sangre revolucionaria que, se dice, circula en el cuerpo de la nación está sobredimensionado. La linfa financiera no corre por las venas por lo deteriorado del músculo principal y la deuda con países extranjeros.

La economía cubana padece de un estado anémico creciente que le impide levantarse y caminar debido a la infección de un virus comunista inyectado en las venas. El cuerpo de la nación está completamente descuajeringado, inerte, desahuciado por los más doctos especialistas de la economía internacional, los derechos humanos, y sobre todo, por el pueblo cubano.

Para la recuperación de la salud económica, política y social del país de nada servirán los dólares enviados en forma de remesas en pequeñas dosis desde el exterior, los emplastos de discursos trasnochados, las terapias de consignas, los masajes de lemas ni otras alternativas medicinales contraindicadas para un padecimiento como la falta de libertad y democracia.

Tampoco servirán de mucho las transfusiones de ungüentos como el rublo ruso, las pomadas irritantes de aceite de tractores enviados por López Obrador desde México ni el mejunje de acuerdos y promesas fabricados en una empresa mixta de biotecnología entre Bielorrusia y Cuba que se propone hacer respirar con mayor facilidad al postrado cuerpo del país.

Y mucho menos, señor Menchaca, lograrán revertir la enfermiza condición del país con tambores de santería y el empleo de jergas de religiones africanas en lemas como “patria o aché”, pronunciados oportunistamente por Díaz Canel al final de un discurso, ni por llamar asere lo mismo a un equipo de béisbol que a un representante de la ONU o la Unión Europea.

Las terapias de choque anunciadas por el régimen no aliviarán los niveles de anemia que padece el país: sólo lograrán que aumente la presión arterial de una población con las defensas caídas por causa del hambre y la escasez que sufre el cuerpo enfermo de la nación.

Cuba está en un estado de gravedad irreversible y no hay fórmula médica ni espiritual que la saque de esa situación. Tal vez sustituyendo el tejido gubernamental de la nación, el sobrepeso burocrático y la dependencia política de un solo partido podrán aliviarse los niveles de intoxicación ideológica adquiridos por el país, amén de la presión económica y la esquizofrenia social.

Lo siento mucho por el locuaz amanuense y destacado proctólogo social Raúl Menchaca, pero discrepo de su opinión por mucho tacto (y no rectal) que muestren sus palabras y tengan sus propuestas. Cuba está grave, en coma irreversible, y de no ser extirpado de raíz el sistema, ni el médico chino la podrá salvar.

ARTÍCULO DE OPINIÓN Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no necesariamente representan la opinión de CubaNet.

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QOSHE - A Cuba no la salva ni el médico chino - Víctor Manuel Domínguez
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A Cuba no la salva ni el médico chino

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18.01.2024

LA HABANA, Cuba. — Empezó el año 2024 y la economía cubana parece lejos de salir del coma provocado por la ineficiencia gubernamental, la corrupción y la improductividad.

Según expresó recientemente a Radio Rebelde el periodista Raúl Menchaca, en plan de proctólogo social: “El músculo principal de la Isla, la producción, está muy deteriorada”. Si seguimos esa línea argumental y estilística, el resto de ese cuerpo también se encuentra hecho un desastre, en un coma económico irreversible.

La cabeza del régimen padece hidropesía ideológica, los ojos muestran evidentes señales de catarata o daltonismo, la nariz está obstruida por el hedor a desechos en la vía pública y los hombros están caídos por el excesivo peso de las charreteras de los militares. Por si fuera poco, el número de glóbulos rojos en la sangre revolucionaria que, se dice, circula en el cuerpo de la nación está sobredimensionado. La linfa financiera no........

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