Lecciones del 28 de julio
A pesar del lapso que establece la ley y el “exhorto” de la Sala Electoral (SE) del TSJ en su sentencia # 31, de publicar los resultados, hasta el día de escribir este artículo, aún no sabemos cuáles son las cifras en que se sustentan el par de boletines con base en los cuales el CNE proclamó un ganador. Cabe quizás la pregunta: ¿Por qué la SE solo “exhorto” a la publicación y no “ordenó” que lo hiciera? Así las cosas, aun rodeados de la incertidumbre, pongamos por el momento este tema de lado y pasemos a reflexionar sobre las lecciones que nos dejó el 28 de julio y que resumo en: Unidad, valor del voto y verdadera oposición, sin pretender que estos tres puntos agoten el tema.
La unidad
En realidad, la unidad no es una lección que hayamos aprendido ahora; esa la aprendimos hace mucho tiempo; por lo menos en lo electoral, desde 1998 la oposición democrática ha presentado un único candidato para oponerse al candidato oficial. Esa unidad, lección aprendida, está sólidamente arraigada en el corazón del pueblo venezolano; nadie duda qué esa es la vía para enfrentar la situación política que vivimos desde 1998 −qué en realidad comenzó en 1992−, y a quien la ignora el pueblo le pasa factura; sino que lo digan los candidatos, supuestamente “opositores”, que quedaron desdibujados en la elección del 28 de julio. Yo exceptúo de la calificación de “supuesto opositor” a Enrique Márquez que creo que es genuinamente de oposición.
Esa Unidad como objetivo y estrategia siempre ha sido la misma, sólo ha ido tomando diferentes formas organizativas, porque son muchos partidos de diferente ideología y con raigambre histórica y liderazgos diferentes y es preciso ponerlos de acuerdo para sortear esas diferencias ideológicas y diferentes historias de organización y liderazgo.
En unas ocasiones esa forma........
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