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La Resistencia Política (2)

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07.10.2024

La Primavera de Praga

Inicié la semana pasada una reflexión sobre la “resistencia política”, reseñando lo ocurrido con la “resistencia francesa” a la invasión nazi durante la Segunda Guerra Mundial y la Guerra de Independencia de Argelia, o liberación del pueblo argelino de la colonización francesa; pretendo ahora resumir algunas ideas sobre la llamada “Primavera de Praga” y la reacción del pueblo checoslovaco de entonces a la invasión soviética, pues considero que es un excelente ejemplo de resistencia civil, de resistencia ciudadana.

La Primavera de Praga.

A finales de los años 60 del pasado siglo un movimiento totalmente inusual en el mundo comunista de la época, se desarrolló en Checoslovaquia, a partir del ascenso al poder de una nueva élite dirigente, comunista, encabezada por Alexander Dubcek, que el 5 de enero de 1968 reemplazó a la vieja guardia comunista, totalmente fiel a la URSS, encabezada por el impopular Antonín Novotny. De inmediato iniciaron un proceso de reformas, con descentralización de la economía y un plan de reformas políticas, culturales y sociales, con libertad de prensa, fin del rígido sistema de partido único, mayores facilidades para viajar, dentro y fuera del país, y otros cambios institucionales; en síntesis, se trataba de un movimiento pacifico de reformas, que denominaron “socialismo con rostro humano”, cuya posición más extrema de “apertura” se centraba en un documento o manifiesto de un grupo de intelectuales −el manifiesto de “Dos Mil Palabras” (“Dva tisíce slov”)− que proponía sustituir el comunismo por un régimen democrático. Manifiesto que naturalmente fue calificado por Leonid Brézhnev, máximo jerarca soviético de entonces, como un “acto contrarrevolucionario”. En el manifiesto de las “Dos mil Palabras”, no se incitaba a derrocar el Gobierno, se proponía que no hubiera censura, que la gente pudiera votar por quien quisiera, y que hubiera libertad de expresión.

Por supuesto que un partido comunista se declarara abierto a esos principios −y otros de las reformas de Dubcek− hacia una democracia liberal era de un peligro extremo, que solo había sido retado por Hungría en 1956 y que provocó su invasión de inmediato. La de Hungría en 1956, había sido la última y cruenta invasión por parte de tropas soviéticas, antes de la de Checoslovaquia en 1968. Ese “socialismo con rostro humano”, es al que se conoce como la “Primavera de Praga”, que se desarrolló desde el 5 de enero de 1968, hasta que los tanques soviéticos del Pacto de Varsovia irrumpieron en la pacífica Checoslovaquia, a pocos minutos de iniciarse el 21 de agosto de 1968, para acabar con ese proceso.

Un libro en Venezuela.

Mucho antes de la era digital y la globalización, los acontecimientos de Checoslovaquia, en la lejana Venezuela, tuvieron insospechada y singular importancia y seguramente valor premonitorio en cuanto al futuro de la izquierda en el país. Esa invasión fue criticada por Teodoro Petkofff (TP), en su libro: “Checoslovaquia, el Socialismo como problema” (Editorial D. Fuentes, 1969), cuyo impacto no fue tanto por la crítica en sí, sino por todo su significado y repercusión. El propio TP, veinte años más tarde de la primera publicación de su libro, en un Prólogo a su reedición por Monte Ávila en 1991 (El Socialismo Irreal, Edit. Alfa, 2007) así lo considera:

“… la circunstancia de que un comunista venezolano −yo para entonces− no solo condenara la intervención militar soviética… sino que defendiera -¡mortal pecado de revisionismo!- la excitante experiencia que fue la llamada ‘Primavera de Praga’… Condenar la intervención armada de la URSS y defender a Dubcek no tenía, en sí mismo, nada de singular, medio mundo lo había hecho. Lo singular fue que lo hiciera un Comunista, un militante de un partido Pro soviético, condicionado........

© Analítica


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