El Miedo.
“Así se irán acabando todas las brujerías de El Miedo, porque ahora aquí tenemos la contra.” Exclamación de “Pajarote”, en Doña Barbara, de Don Rómulo Gallegos.
Inicio una reflexión sobre algunos temas puntuales, para remachar ideas ya expuestas, comenzando por: El Miedo, esa emoción básica que nos alerta y activa ante la presencia de una amenaza o un peligro.
El Miedo… y Altamira.
En Doña Barbara, la magistral obra de Don Rómulo Gallegos, publicada en 1929, El Miedo, era el nombre del hato de Doña Barbara, expresión de la barbarie; por el contrario, Altamira −que nada tiene que ver con la urbanización caraqueña− era el nombre del hato de Santos Luzardo, protagonista llanero educado en la ciudad, que quería combatir con civilización esa barbarie que enseñoreaba el Llano, imagen del país. Cien años han transcurrido desde que se desarrolló la situación del país que Gallegos refleja en la trama de su novela y hoy esa imagen −civilización vs. barbarie− representa otra vez al país, en campaña para restituir a plenitud las instituciones democráticas, civilizatorias, que hemos extraviado en el último cuarto de siglo. Nuevamente, como en Doña Barbara, tenemos que combatir “el miedo” para lograrlo.
La amenaza, la intimidación, ha sido una pieza estratégica fundamental del gobierno en contra de la oposición −y contra sus propios seguidores, para mantener la “fidelidad” − durante los últimos 25 años. El miedo es uno de los peligros, de las amenazas, que tenemos que enfrentar en la campaña electoral y especialmente el 28J; a pesar de las grandes movilizaciones y concentraciones que vemos y la reacción de la gente al enfrentar los arrestos de militantes y organizadores, los abusos de las autoridades cerrando negocios, calles y vías de acceso, o decomisando equipos, etc., indican que “el miedo” se ha ido perdiendo −como en efecto está ocurriendo− pero no es algo en lo que debamos confiar, descuidar o un factor a menospreciar.
Son varios los tipos de miedo que debemos enfrentar. Sin pretender agotar la clasificación, voy a resumir algunas de sus manifestaciones y el remedio que debemos poner.
1- El miedo al cambio del voto
Hay quienes temen que votar por la oposición pondrá en peligro alguno de los efímeros beneficios que aun reciben del Estado −entendiendo por Estado, además del gobierno central, las gobernaciones, alcaldías, etc.− o su fuente de empleo e ingreso, igualmente efímero y precario. Debemos enseñar a la gente −además de como votar− que ese temor es infundado y está protegido por el “secreto del voto”; que no es solamente un concepto abstracto........
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