La actual comunicación mediática: una mentira bien montada
“El estudio sistemático de la psicología de masas reveló a sus estudiosos las posibilidades de un gobierno invisible de la sociedad mediante la manipulación de los motivos que impulsan las acciones del ser humano en el seno de un grupo.” Edward Bernays
Persona de 48 años: “te lo mando por correo electrónico. Y por favor, pásame el documento en un USB.”
Persona de 22 años: “¡¿Qué?! ¿¡Todavía usas esas antigüedades!?
La comunicación, según una definición canónica del diccionario de la Real Academia de Lengua Española, es la “acción consciente de intercambiar información entre dos o más participantes con el fin de transmitir o recibir información u opiniones distintas.” Dicho intercambio se da a través de un código simbólico al que llamamos lenguaje. El mismo puede ser oral, escrito, gestual. Existe una inmensa variedad de lenguas en el mundo: alrededor de 7.000; más allá de las diferencias entre ellas, todas tienen una característica común: sirven para comunicar. La ciencia lingüística establece varias funciones del lenguaje: informativa, expresiva, apelativa, poética, metalingüística, fática. Desde el psicoanálisis -asunto que no nos interesa especialmente aquí, pero no puede dejar de mencionarse- puede decirse que siempre hay un más allá de la “acción consciente” (el lapsus, por ejemplo), por lo que siempre existe una posibilidad de equívoco en la comunicación: uno (el emisor) sabe lo que dijo, pero no se sabe lo que el otro (el receptor) entendió. Además de la “acción consciente” se puede filtrar un deseo inconsciente.
De acuerdo a la concepción aristotélico-tomista -la reinante en esto que llamamos Occidente- el lenguaje es un medio, un instrumento para transmitir información, siempre en forma consciente. Según esta concepción, la realidad está allí, dada de una vez (el dios de la tradición cristiana la puso, Jehová, que no nos miente) y el ser humano la capta por medio de sus sentidos (nihil est in intellectus quod prius non fuerit in sensu decían los escolásticos: nada hay en la razón que primero no haya estado en los sentidos). Luego, siempre dentro de esta cosmovisión, el lenguaje nos permitiría comunicar esa “verdad”. En tal sentido, la verdad es la “adecuación” de lo que digo con la realidad material.
Las ciencias sociales -para el caso la lingüística, la semiótica, el psicoanálisis- nos muestran que el proceso es algo mucho más complejo, y en un todo diferente. Por un lado, no hay garantías divinas en juego, y por otro, el lenguaje no es una mera herramienta que sirve para expresarnos. Por el contrario, el lenguaje nos constituye. Más que hablar, somo........
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