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Lucía Barón, otra mujer invisible con bandera roja al fondo

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02.09.2024

Lucía Barón Herráiz (1902-1970) es una gran desconocida. No estoy descubriendo nada nuevo. Su pequeña figura de obrera del vestido quedó eclipsada por las universitarias e intelectuales que llegaron al Partido Comunista entre 1933 y 1936, y más aún cuando su política de frente único y frente antifascista se hizo realidad y las intelectuales socialistas y republicanas de izquierda llegaron a ocupar las principales tribunas y portadas de aquella España que caminaba decidida hacia el Bloque o Frente Popular. Se me ocurre una excepción: otra obrera del vestido, más jovencita que Lucía, y que tuvo la desgracia y el honor de morir en el frente de Granada en el otoño de 1936 y convertirse en una toda una heroína y una leyenda: Lina Odena (Barcelona, 1911).

Dentro del universo de las mujeres comunistas que batallaron en el febril periodo de la Segunda República, Lucía Barón es verdad que no puede compararse con la mítica Dolores Ibárruri-Pasionaria ni con la licenciada y maestra Encarnación Fuyola (Huesca, 1907), comunista desde 1931, claro que no; ni con la escritora y periodista Irene de Falcón o la escritora María Teresa León (Logroño, 1903), por supuesto que tampoco; y ni tan siquiera con la perito mercantil y estudiante de Derecho Aurora Arnáiz (Sestao, 1913) o la joven obrera del hogar Antonia Sánchez Heredero (conocida solo como «Antonia Sánchez») que ingresaron en el PCE ya entrado el año 1936 proveniente de las Juventudes Socialistas y tras su fusión en la Juventudes Socialistas Unificadas. Pero sin llegar a esas alturas de la popularidad y del reconocimiento de la Historia, la dilatada militancia de esta obrera sastra de Madrid y su compromiso con el Partido Comunista durante más de una década la hacen digna de figurar entre las mujeres pioneras que se convirtieron en verdaderas ciudadanas emancipadas de la Segunda República.

A lo sumo se menciona a Lucía Barón como «pareja de» José Satué Malo, un recordado -él sí- radiotelegrafista comunista y de la UGT, cuando ambos fueron detenidos en abril de 1947 por su militancia clandestina en la reconstrucción del Partido y los grupos sindicales. Y si solo fuera así, puede ser comprensible que su nombre no haya pasado a la historia. Muchas mujeres, parejas y compañeras sentimentales de importantes comunistas, pasaron por las cárceles franquistas y marcharon el exilio; decenas, centenares, miles, y prácticamente todas han caído en el anonimato. Lucía Barón no era la «pareja de», ni mucho menos; tuvo la entidad suficiente para haber pasado a la Historia como una mujer comprometida y luchadora durante los años de la Segunda República, la guerra civil y los primeros años del franquismo. Pero Lucía y la........

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