Turismo y maniobras de culpabilización de la ciudadanía
Por Cristina Ridruejo
Los problemas que genera la masificación del turismo son incontestables. Buena parte de los destinos turísticos no solo tienen dificultades para gestionar la llegada de avalanchas de turistas, sino que la población tampoco se beneficia del turismo como podía hacerlo antaño.
Eso es innegable, pero ojo con las narrativas que se están popularizando este verano que suenan a clásica maniobra del capital para que la gente de a pie se sienta culpable una vez más por todos los males que en realidad generan las élites económicas y las macroempresas; narrativas vehiculadas en muchos casos por voces progresistas que, a mi entender, han caído en la trampa.
Lo mismo pasa con la contaminación, recomiendo ver el vídeo de Spanish Revolution sobre la campaña Calcula tu huella en el Metro de Madrid: “¿Por qué hacen sentir culpable a Jimmy por dejarse la luz del salón encendida, mientras por ejemplo el consumo eléctrico de Google y Microsoft es superior al de 100 países juntos?” (1). Y lo mismo pasó hace un tiempo con los vuelos: resulta que toda la ciudadanía de a pie tenemos que sentirnos culpables cada vez que cogemos un vuelo, mientras que las multinacionales siguen contaminando a mansalva sin legislación que las obligue a reducir sus emisiones. Y eso cuando las emisiones de la aviación representan solo un 3,4% del total frente al 20,5% del transporte por carretera. El poder económico mundial se ha asegurado de seguir con la producción desorbitada de bienes que impone consumismo neoliberal, esquilmando el planeta y contaminando a su gusto sin que ninguna legislación les corte las alas, consiguiendo por añadidura que la población se sienta personalmente responsable de la contaminación. Triple tanto para la banca.
Pie de infografía: Estos son los porcentajes de contaminación de cada tipo de transporte. En la misma página un poco más abajo está el gráfico que se usó para confundir a la gente, donde se ve que la aviación es el sector que más está creciendo, pero crece en su 3%, es decir: es el que más aumenta pero no el que más contamina, ni de lejos (2).
Volviendo al turismo. Sospecho una situación similar, es decir, una maniobra del gran capital para seguir lucrándose mientras la ciudadanía se siente culpable, y además desplazar el debate hacia otro tema, haciendo que olvidemos el meollo.
¿Quién se beneficia del turismo?
Antes (y aún ahora en ciertos lugares) la llegada de turistas era celebrada pues estas personas se gastaban su dinero en la ciudad, y pongamos que Maripaz, del Hostal Maripaz, facturaba noches de alojamiento y desayuno; y luego Lucas, del Bar Lucas, cobraba sus menús del día; y luego Consuelo, de la tienda de artesanía y regalos, vendía unas figuritas. Todo el mundo contento.
Pero en cambio, ¿cómo es ahora? Pues igual que en casi todos los demás sectores: se ha disparado la concentración de las riquezas en manos de grandísimas empresas, fondos de inversión o multinacionales. Resulta que los turistas que llegan a una ciudad se alojan en un hotel perteneciente a una cadena multinacional o en un piso de alquiler turístico perteneciente a un fondo buitre; luego se van a comer a un restaurante que también pertenece a una cadena multinacional; luego compran un souvenir en una tienda céntrica, que también pertenece a una gran empresa o multinacional, porque los alquileres de locales en zonas céntricas están prohibitivos para gente como Consuelo, que solo puede tener esa tienda de artesanía y........
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