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La revolución en Rojava

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03.09.2024

Julen Satrustegi, compañero vasco, vivió durante más de un año en Rojava, donde se desarrolla un intenso y complejo proceso de transformación social. Sobre su experiencia y criterios con respecto a esta revolución en Medio Oriente nos cuenta en esta entrevista exclusiva.

-Vamos a partir de tu experiencia. ¿Cómo llegaste a Rojava? ¿Qué hiciste en todo ese tiempo? Del proceso de transformación social que se vive allí, ¿qué aspectos cautivaron tu atención?

-A Rojava llegué por la inquietud de conocer un proceso que, por lo que tenía entendido, estaba en pleno desarrollo revolucionario, en un contexto de sequía de propuestas y acción en Europa occidental. Los primeros vínculos los tuve gracias a que los kurdos tienen una gran diáspora por Europa, y contactan con compañeros y compañeras de diferentes partes de nuestro continente [Europa]. Así, al ponerme en contacto con ellos, llegué a Rojava por el Kurdistán iraquí, cruzando el río Tigris, que es la frontera impuesta entre los Estados de Irak y Siria. De esa forma, inició mi experiencia en la autodenominada Administración Autónoma del Noreste de Siria, también conocida como Rojava.

Cabe puntualizar que Rojava es la parte siria del Kurdistán, pero el proyecto en que hoy día se está desarrollando este proceso va más allá del territorio de Rojava, de esta parte kurda de Siria, que abarca hoy día alrededor de un tercio del territorio sirio, el mismo tamaño que tiene un Estado como Suiza. Además de los kurdos, participan otras etnias como árabes o minorías cristianas de diferente tipo, etcétera. Allí estuve al inicio en la conocida como Comuna Internacionalista, un espacio en el que se da la bienvenida y se acoge a los internacionalistas llegados de todo el mundo. Ese es un poco el comienzo del periplo de toda persona extranjera que quiera participar y conocer el proceso que se está viviendo allí.

Hay que pasar una temporada en este ambiente, rodeado de kurdos y gente de todo el mundo, porque es un espacio necesario de aterrizaje en el que puedes empezar a entender qué es lo que está ocurriendo allí, y puedes empezar a aprender tanto el idioma como las claves culturales necesarias para desenvolverte allí.

Estamos hablando de Oriente Medio, de un territorio mayoritariamente musulmán, donde los choques culturales con quienes provenimos de occidente son muy grandes. Por lo tanto, casi todo el mundo suele pasar una temporada en un espacio de esas características.

Después, por alrededor de medio año, estuve implicado en el sistema de ambulancias, en el sistema sanitario de emergencias. Gracias a él, conviví veinticuatro horas únicamente con kurdos y algunos árabes, y fue ahí donde aprendí el idioma y empecé a conocer más la sociedad civil del lugar. Trabajé ―como lo que sería aquí un auxiliar de enfermería o técnico en emergencias sanitarias― en este sistema de emergencias de ambulancias civil, no militar.

Y luego pasé otra temporada en una región dentro de Rojava que se llama Shehba, que es la región más occidental del territorio: una pequeña isla rodeada por fuerzas turcas y yihadistas por el norte, y por el sur por las fuerzas del gobierno sirio. Allí están refugiadas decenas de miles de personas de Afrin, uno de los territorios que invadió Turquía en el 2018, por lo que es un lugar lleno de campos de refugiados. En ese lugar estuve dedicándome a la promoción del deporte en los campos de refugiados, en una estructura conocida como Unidad del Deporte, dependiente de las estructuras juveniles del sistema de allí.

Los aspectos que cautivaron mi curiosidad fueron múltiples. Para empezar, como he dicho antes, estamos hablando de Oriente Medio, un contexto cultural muy diferente al de Occidente, por lo cual ―con........

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