¿Por qué nos creemos las noticias falsas? Desinformación en crisis como la DANA
Escribo este artículo días después de que la dana llegara a Valencia, dejando a su paso un rastro de destrucción física y emocional, de caos y de desinformación.
En crisis como esta, la necesidad de entender lo que está ocurriendo nos lleva a buscar respuestas en medios de comunicación y redes sociales. Pero en este flujo surgen noticias falsas que nos confunden, atemorizan y aumentan el estrés colectivo.
El cerebro es excepcional, pero tiende a la pereza y odia la incertidumbre, ante la que reacciona buscando seguridad y control. Esto se conoce en psicología como necesidad de cierre. Si reflexionamos sobre nosotros mismos en estos últimos días tras la dana, probablemente reconozcamos haber experimentado emociones que parten de la inseguridad, como la inquietud o el miedo. En estas situaciones críticas necesitamos respuestas rápidas, aunque no siempre vengan de las fuentes más fiables. En momentos de crisis somos más propensos a confiar y compartir información no verificada. Pero ¿por qué?
La psicología cognitiva lleva años intentando contestar a esta pregunta y, aunque aún no hay una respuesta completa, sabemos que la clave está en la emoción. Cuando algo nos provoca una reacción intensa –miedo, sorpresa o indignación– tendemos a confiar más en esa información y a compartirla, incluso si no proviene de una fuente fiable o incluye expresiones como “supuestamente” o “se dice que”. Cuanta más emoción suscita una noticia, más probable es que........
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