Porqué, para qué, cómo
Por Hugo Rangone para Kaosenlared
Si, hay que estar informado. Saber lo que sucedió y sucede. Ahí, acá, allá. Hace cinco minutos, dos horas, ayer, el año pasado, durante el siglo XX y antes. ¿Para qué sería? Depende. Para una minoría que tiene dinero, para saber, por ejemplo, en qué invertirlo mañana. Para otra minoría que algo tiene, pero no tanto, para conversar durante la cena. Para una mayoría que no tiene, para nada: cómo dar de comer a los hijos o dónde dormir sin dinero no sale en las noticias. Y para una minoría que queremos cambiar el mundo, comenzando por destruir el orden capitalista, para tener elementos con los que imaginar las formas. Y nos informamos, pero esas formas no aparecen. Connotados intelectuales publican artículos, libros, video conferencias, clases magistrales, tesis doctorales o comentarios en redes sociales sobre vida y obra de Marx, Gramsci, el Che, Hegel, Mariátegui, Lenin, y todas y todos los que nos abrieron los ojos. Analizan la antigüedad y la actualidad, pero esas formas que hacen falta, y con urgencia, no aparecen. Nada, ni siquiera para descartarlas. Este reclamo puede resultar provocativo: enhorabuena, es lo que intenta.
Tomaré como base para estos planteos un artículo de los compañeros del PCPE (Partido Comunista de los Pueblos de España). En ese documento, que titularon “Consideración crítica de la realidad que expresan los resultados de las elecciones al Parlamento europeo del 9 de junio” (2024) (en https://pcpe.es/consideracion-critica-de-la-realidad-que-expresan-los-resultados-de-las-elecciones-al-parlamento-europeo-del-9-de-junio/) :
Contra la resignación acomodaticia de progresismos de todo tipo, las y los compañerxs del CPCE mantienen en claro que dentro del capitalismo no habrá salida y asumen el compromiso de seguir combatiéndolo. A despecho del discurso posmoderno, plantean la necesidad de una vanguardia capaz de aglutinar mayorías. Llaman a desechar ilusiones en las instituciones “democráticas” del Estado burgués, que responden sólo a los intereses de la clase capitalista. Sin embargo..
Dejando de lado el papel obvio de los defensores abiertos del sistema, es decir la derecha y la ultraderecha (o derecha sin maquillaje), habría mucho que reprochar a los partidos “progresistas”, al sindicalismo de burócratas, incluso a cierta autopercibida izquierda, todos los cuales han alimentado la ilusión en mejoraras graduales, no rupturistas. Sería un esfuerzo desperdiciado: sus posiciones, en general, no responden a alguna forma de ingenuidad que pudiera revertirse con argumentos, sino a intereses o a claudicación. Nada que hacer con ellos.
Ahora, por el lado de las y los convencidos de que acabamos con el sistema o acaba con nosotros, ¿acaso hemos estado vegetando, indiferentes a la realidad? Claro que no. Una parte del sindicalismo, de los partidos de izquierda, de los medios de difusión alternativos, de la intelectualidad, del arte, de la cultura, de organizaciones de distinto tipo viene intentado resistir de múltiples formas, consecuentemente, con sacrificio, con riesgos, obstinadamente. También con pérdida de vidas. Y los resultados están a la vista: avance de la derecha, guerras, imperio del capital. Retroceso general del proyecto socialista. Entonces, si aún con esa larga y sostenida historia de luchas hay que reconocer la creciente dominación ideológica ejercida por el........
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