Fe en la fotosíntesis, “compensaciones” y el mercado de carbono
Por Silvia Adoue*
El otro día estábamos conversando con los vecinos. Resulta que quieren vender la mitad del área pública donde tenemos nuestra huerta comunitaria para construir. “¿Cómo pueden hacer eso con el pulmón del barrio?”, preguntaba doña Cida, “¿Y los árboles nativos y frutales que plantamos para proteger el lugar y el agua que va para el arroyo?”. Don Altino ya tiene experiencia: “Muy fácil, arrancan de acá y plantan bien lejos, para compensar”. “Pero acá está el arroyo, no pueden llevarse el arroyo y ponerlo donde hagan esa ‘compensación’”. Alguien dijo: “Es como esos ‘créditos de carbono’”. Y ahí la conversa se enroscó, porque nadie sabía explicar cómo funcionan esos créditos de carbono.
Fui atrás de información, para no quedarnos con el entripado. Parece que en 1997 se reunieron representantes de los Estados y firmaron un documento, el Protocolo de Kioto, en el que establecían que las empresas que emiten dióxido de carbono tienen que pagar para que, en algún territorio del planeta se evite la emisión del mismo gas. Como una compensación. Seguía sin entender. ¿Cómo una empresa de Alemania, por ejemplo, va a evitar que se emitan gases en otro lugar? ¿Comprando tierras en ese “otro lugar”? ¿Y cómo sabe que iban a lanzar dióxido de carbono en esa área que compró?
Bueno, tuve que investigar más. Los bosques capturan dióxido de carbono del aire y devuelven oxígeno. Es la tal de fotosíntesis. Se hace un estudio de áreas de riesgo: tienen bosques, pero que están tantito así de perderlos. Una empresa “certificadora” hace contratos con los dueños o........
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