Marisol era Pepa
Hay un reciente y bello documental, Marisol, llámame Pepa que es una suerte de sinécdoque simbólica de la historia de la segunda mitad del siglo XX de este país. También, por supuesto, aunque creo que menos, refleja la trayectoria apasionante y triste de una actriz crepuscular desde sus primeros pasos. Marisol, para los que la vimos desde la ingenuidad de nuestra niñez siendo ella más mayor –diez años en mi caso- nunca representó la felicidad de nada ni de nadie, siempre fue una sensación de tristeza, cutrerío y falta de muchas cosas, todo mezclado. Un juguete roto antes de que empezaran a trastear con él. El documental ha sido recientemente galardonado en los premios Forqué, que, a costa de los denuedos y dineros de Enrique Cerezo........
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