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Del Caracazo al “por ahora”: La animadversión como arma geopolítica contra el proceso bolivariano

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La mediática esconde que la bonanza petrolera del puntofijismo sembró la rebelión en Venezuela… La banda sonora de un pueblo intuyó que el petróleo sin justicia social era solo gasolina para la rebelión.

Desde el Caracazo hasta el “por ahora”, desde las misiones sociales hasta la producción nacional, desde el bloqueo hasta el BRICS, el pueblo venezolano sabe que su lucha nació de la desigualdad y que la revolución bolivariana es hoy gobierno, construcción soberana y resistencia. Cada siembra comunal, cada fábrica reactivada y cada escuela abierta lo testimonian: el petróleo sin justicia fue gasolina para la rebelión, y esa rebelión se convirtió en proyecto histórico. Por eso, hoy, la animadversión es arma geopolítica, no opinión: una narrativa inducida, calculada y diseñada para quebrar la moral de un pueblo que, lejos de rendirse, produjo, resistió, venció y preserva, como origen y destino, su propia memoria.

Desde hace décadas se incubó el germen de la insurrección bajo un modelo que convirtió a Venezuela en un país rico en renta petrolera y pobre en derechos, con lo que el proceso bolivariano no brotó de la nada, como insiste la mediática global, sino del largo y profundo descontento acumulado bajo el puntofijismo, cuyo pacto oligárquico gobernó desde 1958 hasta 1998 excluyendo a las grandes mayorías. Ese pasado, que sembró desigualdad y miseria, hoy es borrado para tratar de imponer el relato simplista de que Nicolás Maduro es la raíz de todos los males nacionales.

El Acuerdo de Punto Fijo entre Acción Democrática, COPEI y URD firmó la cláusula de alternancia controlada, excluyó al pueblo de las grandes decisiones y consolidó un poder tutelado........

© Aporrea