Mediocridad: ¿síndrome o cultura popular?

En los ambientes en los que me muevo, no son pocos los casos en los que se expresa una cierta preocupación por la calidad e intensidad del trabajo de las nuevas generaciones. No sé si es algo que realmente ha sido medido o es una concepción que se instala, no pocas veces, en distintas generaciones, para marcar diferencias entre una manera arraigada, valorada de enfrentar las responsabilidades, y, a lo mejor, un cambio de paradigma generacional con respecto a ello.

He recibido comentarios como los siguientes: “En nuestro banco ya no estamos contratando personas menores  de 50 años, no hay compromiso en el trabajo de las nuevas generaciones”; “Es muy difícil enfrentar responsabilidades para los jóvenes de hoy, no ven el trabajo como un espacio más de realización, es sólo una carga, que hay que sobrellevar, para luego disfrutar, por el beneficio proporcionada por el trabajo, de lo que realmente les gusta”; “No les interesa hacer carrera en una empresa, el mantenerse un largo período en una misma institución no genera ni orgullo ni reconocimiento”, son algunas de las expresiones que creo hemos escuchado en más de una oportunidad.

Las críticas, no pocas veces se hacen extensivas a la misma institución que parece no ser capaz de generar los mecanismos necesarios para que el trabajo responsable, riguroso y de calidad se instale y parece dejarse a la simple iniciativa individual de cada uno de los funcionarios de la institución. Esta situación se hace inclusive mucho más compleja, cuando la actitud se instala desde aquellos mismos que tienen la........

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