Lo más relevante de la participación de Santiago Abascal en la Conferencia Política de Acción Conservadora (CIPAC) no es que haya estado y que haya hablado en ese foro. Es que lo ha hecho en español y ha criticado con contundencia el abismo de sinsentido en el que está cayendo la Universidad. Ese discurso de doce minutos estaba preparado a conciencia. La mención sobre los problemas de la Universidad estaba justo en la mitad del tiempo de su intervención, como si hubiera querido dejar muy claro que, en el centro de sus preocupaciones por la supervivencia de la cultura occidental, la única que pude considerarse verdaderamente civilizatoria, está la institución universitaria.
Desde ámbitos izquierdistas se han lanzado a criticar su discurso. Es una forma de reconocer su relevancia. Lo que dijo: “Las antiguas universidades como la de Salamanca, la de Bolonia o la de Harvard, diseñadas para agrandar la cultura, han sido convertidas hoy en máquinas de censura, de coacción, de adoctrinamiento y de antisemitismo. Queremos universidades que sean templos del saber, de la libertad de pensamiento, de la transmisión de conocimiento y no queremos comisarios perturbados que inventen géneros, que perviertan la inocencia de los menores, que reescriban la historia o que promuevan ideologías criminales.” (Aplausos). “Si ayer las universidades eran un espacio de libertad frente al autoritarismo del poder, hoy por desgracia, son la punta de lanza del totalitarismo que viene. Le han declarado la guerra al sentido común, a la verdad, al lenguaje y a la biología.”
Siempre la........© Vozpópuli