Conviene comenzar por el final, pues es definitorio del esperpento que acompaña a los 'terraplanistas' catalanes. Todo sucede en el plató de TV3, donde se celebra un debate a seis bandas sobre las elecciones europeas. Allí se encuentra Aleix Sarri, jefe de campaña de Junts per Catalunya, el partido que lidera Carles Puigdemont desde su casa de muñecas de Waterloo. Cuando llega el turno de intervención del tal Sarri, la emprende contra la decisión de la Junta Electoral Central de no dejar participar en el coloquio a Oriol Junqueras y a Toni Comín. “Es un hecho impropio de un Estado supuestamente democrático”, afirma, impertérrito. A continuación, le entrega al moderador una memoria USB con un discurso de Puigdemont y abandona el recinto, como si fuera un repartidor de Seur que, tras firmar el albarán, no tiene nada más que hacer por allí.
El guión se ha vuelto a repetir una vez más: el aparato propagandístico independentista inicia maniobras para lanzar un ataque al Estado, las Instituciones frenan aquello en seco y comienzan una serie de pamplinas que desembocan en llanto, al considerar que lo que ha ocurrido forma parte de una persecución de una ideología, y no del ejercicio del deber de personas que tienen encomendada la tarea de que se cumplan las leyes.
Oriol........© Vozpópuli