Te levantas a las 4 de la madrugada para ir a trabajar. Un solo café no es suficiente para avisar a tu cuerpo de que ya tiene que estar activo y alerta. Aún así, sales de casa y te diriges a tu automóvil. Abres la puerta del conductor y te sientas, dejando la puerta abierta. Pones en marcha el motor. Todo va bien. Cierras la puerta y, ahora ya sí, te abrochas el cinturón de seguridad y comienzas a conducir.
Son muchos años de arrancar el coche con la puerta del conductor abierta, tal y como te dijeron, para tener alguna mínima posibilidad de salir con vida, en el caso de una explosión al poner en marcha tu vehículo, si hubieran conectado una bomba. Demasiados años haciendo esto, cada vez que te montas en tu coche, lo han convertido en una rutina que ya haces de manera totalmente inconsciente y automática, como el respirar.
A veces recuerdas a aquel compañero, de una promoción posterior a la tuya, que asesinaron los de las bombas. No piensas mucho en él, porque sería insoportable, pero, a veces, sí que te permites recordarlo. ¿Podrías haber sido tú? Sí, podrías. Podría haber sido cualquiera.
Pero ETA ya no existe, te dicen. A pesar de los esfuerzos del Gobierno por sacar de las cárceles a terroristas, a pesar de que los homenajes en........