Hace unos días leí en la red social de Elon Musk a un chavalote, de esos que, a pesar de tener edad de trabajar y sacar adelante a una familia, visten con camiseta, gorra y dedican su tiempo a jugar a videojuegos y a hacerse los intelectuales en redes sociales desde el sofá de la casa de papi y mami. Decía el alma cándida que alguien que se queja de los nuevos tapones de las botellas es una gran 'red flag'. Para mí este término ya es un indicador, por sí solo, de que hay que alejarse de quienes lo usan. Solo lo puedo disculpar en adolescentes, cuyo cerebro aún no se ha formado del todo.
Como era de esperar, el perfil y las publicaciones de este elemento eran todas muy feministas, señalando machismo hasta en los carteles de los cuartos de baño de los lugares que frecuenta. El perfecto “aliade”, adulador incansable de la ex ministra de Igualdad Irene Montero y de su panda de pijiprogres.
Ahí es donde a mí me saltan todas las alarmas. Ni 'red flags' ni chorradas. El verdadero peligro está en esos hombres que pretenden ser el perfecto feminista, el hombre con el sueña toda mujer con el pelo azul, los pechos caídos y los sobacos sin depilar. Bueno, que sueña con que apoye su discurso, para........