Hay en nuestro país dos clases de asistencia sanitaria. De una parte, la de los funcionarios, Muface, concertada con compañías sanitarias de propiedad y gestión privada, que funciona bastante bien. Por otra parte está la pública, para los trabajadores y autónomos, que disfrutamos, o más bien sufrimos, la asistencia sanitaria de la Seguridad Social.
No lo digo por los profesionales sanitarios, la gran mayoría de ellos tan entregados a su vocación como competentes. Lo apunto por las estrecheces del sistema, que tiene que atender millones de beneficiarios, muchos de ellos pacientes libres de cargas y que, en muchos casos, se exceden a la hora de reclamar sus supuesos derechos. Cabría mencionar un factor que abre siempre las puertas de la polémica, como es ese personal que carece de empleo, de regularización........