La astracanada que hemos vivido esta semana en el Senado, con las correrías de los diputados de Junts entrando y saliendo entre risas del hemiciclo, son solo el principio de un viacrucis esperpéntico que amenaza con arrastrar en los próximos meses y años la dignidad de España hasta cotas inimaginables hasta la llegada de Pedro Sánchez a la política española.
En España, Junts es -junto con Podemos y Sumar- el producto más acabado de la ola de populismo iliberal que asuela el mundo y que erosiona desde dentro las instituciones de la democracia liberal y amenaza su continuidad. Junts es, además, fiel trasunto de la degradación moral que la hegemonía nacionalista viene provocando en Cataluña.
Es verdad que ya el patriarca Pujol enseñaba la patita xenófoba en sus memorias cuando decía que “el hombre andaluz es un hombre destruido que vive en un estado de ignorancia y de miseria cultural, mental y espiritual”, pero no es menos cierto que, durante su presidencia, Pujol se condujo al menos con un mínimo de sentido institucional y autoconciencia de la incapacidad del nacionalismo para alcanzar sus objetivos últimos sin romper la unidad civil de Cataluña. No se trata ni mucho........