Ahora que todo en el sanchismo se desploma con la clásica psicosis que causa la imposibilidad de mantener un mínimo control de daños, y ahora que la elocuencia de la suciedad es directamente proporcional a la densidad de la mentira -los informes de la UCO son demoledores-, alguien en el entorno directo de Pedro Sánchez debería dejar de parchear la corrupción falseando sin rubor la verdad judicial cuando tritura tanto su credibilidad. Demasiadas vías de agua. Y un comisionista encarcelado con información suficiente, con su modo de vida desactivado y con la peligrosidad de un jabalí herido. Esto empieza a tener paralelismos de hemeroteca y quien sea joven en el PSOE, que se mire quien era Van Schouwen.
Ya no va a ser efectivo el simplismo acumulativo de sandeces de Pilar Alegría en la mesa del Consejo de Ministros. Los “no casos” empiezan a estar demasiado documentados y si el del “1” Sánchez puede ser aún muy incipiente y virtual, pero pinta feo, el de Begoña Gómez no solo ya no es virtual ni incipiente, sino que pinta muy feo. Y cuando todo se desmorona, cuando pierdes el dominio del hecho y la grasa de la corrupción lo impregna todo, hasta la falsa percepción de que eres inmune a todo empieza a ser catastrófica.
Desde el retiro 'espiritual' de cuatro días en La Moncloa fingiendo que estaba hundido por perder su confianza en la democracia auténtica hasta la soberbia con la que Begoña Gómez ha respondido a la retirada de su segundo máster; desde aquel mitin de exhibición guionizada de begoñismo eufórico en su imputación hasta la llegada matrimonial al cine mostrando sus entradas en la mano; desde el fingimiento forzado de los ministros que defienden a la esposa........