Un querido compañero de este periódico me hace llegar, vía WhatsApp, un vídeo en el que se ve a un tipo dando un discurso delante de un montón de gente. La transcripción sería larga, así que prefiero resumírselo. Dice que él y sus seguidores están dispuestos a “coadyuvar” en la “democratización del Estado”. Coadyuvar. El uso de ese término sugiere que estamos, una vez más, ante alguien que se cree más inteligente de lo que en realidad es. Sigo. Asegura dos o tres veces que sí, que estarían dispuestos a coadyuvar, pero que no serviría de gran cosa porque él no cree que ese proceso de democratización llegue a producirse: ni siquiera sería posible, en su opinión; pero bueno, por él que no quede.
A continuación se refiere a “esos sectores populares que hoy articulan la nueva izquierda española”. Yo miro a un lado, miro al otro y lo único que se me ocurre es que se está refiriendo a Podemos, a quién si no. Y les pide que “sean honestos”. Que cuando se den cuenta, –como él, que ya digo que es muy listo– de que esa democratización es imposible, que sean honestos (repite) y que se sumen a ellos, a los independentistas, para poner en marcha “procesos constituyentes” en las “naciones del Estado”, y menciona tres: Galicia, Cataluña y “Euskalherria”. ¿Y por qué la izquierda española había de hacer eso? Porque, sigue diciendo este señor, en esas “naciones” hay “relación de fuerzas” para poner en marcha ese proceso y en el Estado español no. La verdad es que no entiendo muy bien el argumento, no sé lo que quiere decir, pero ya he dicho antes que este señor es muy listo y yo, pues no tanto.
Concluye el tipo: “Para que un día España sea roja, republicana y laica, esa España tendrá que estar anteriormente rota”.
Es difícil de entender que haya alguien capaz de decir en serio tal cantidad de atrocidades en tan poco tiempo: apenas un minuto y medio
El tipo, que habla detrás de un letrerito que reza Askatasuna (“Libertad”, en lengua vasca: era una de las tres........