En la España neofidelista, tribal y mujerista, vivimos bajo un régimen de indigencia moral. Políticamente hablando. Aunque, como no he venido aquí a mentir ni a respetar el pensamiento grupal, diré que al menos la mitad de la población no sólo acepta ese régimen: milita y se refocila en él. En ese régimen, lo mismo se niega a una española residente en Cataluña el derecho a recibir información de las autoridades regionales en el idioma común y mayoritario de España, el gran idioma español, que se negocia la democracia con un prófugo de la Justicia. Y al decir una española residente en Cataluña, me refiero a todos los llamados catalanes, que no son más que españoles que viven en esa región. Uno de los resultados más graves de la llegada al poder del neofidelismo tribal y mujerista (también llamado sanchismo), es que se hace cada vez más difícil vivir fuera del país imaginario impuesto por las tribus catalana y vasca y adoptado sumisamente por Sánchez y, lo he dado en llamar, los partidos escorpiones. Es decir, pequeños pero venenosos.
El régimen de indigencia moral imperante tiene graves consecuencias, entre ellas, la zafiedad creciente. Hace muchos años que no veo la televisión española, pero a veces me llegan sus zafios........