Confirmado el fraude en las elecciones venezolanas, produce un enorme estupor que alguien creyera (los que lo hacían de buena fe) que una dictadura comunista (socialista e izquierdista) iba a entregar el Poder. Las dictaduras de izquierdas no abandonan el poder mansamente, eso sólo lo hacen las denostadas dictaduras de derecha. A ver si al fin admiten, culogordos izquierdistas españoles, especialmente los llamados intelectuales, que el asesino Pinochet era más demócrata que el asesino Chávez, el asesino Maduro o los asesinos Castro. Y sepan que lo dejo aquí escrito porque sé que los jode mucho. En este mundo siniestro y en esta Europa invadida por la demencia woke y el islamismo, hay que rebañar cualquier motivo de alegría.
Todavía espero, aunque sin esperanzas, alguna columnita de un cineasta (pienso en Almodóvar) un escritor o un periodista maoísta, comunista o castrista que diga: qué horror, yo apoyé a los matarifes, yo los defendí públicamente, yo limpié con mi talento la sangre de las manos y la cara de los asesinos, yo insulté y denigré a sus víctimas ¡los gusanos!, yo los presenté como salvadores de la Humanidad y........