El negrismo (¡ponga un negro en su serie o película, es la consigna) ha cruzado una línea que, para mí, es sagrada. Acabo de ver el tráiler de una nueva película sobre la obra maestra de J. M. Barry, Peter Pan y Wendy, uno de mis libros más queridos. ¡Y el hada Campanilla era negra!
Intolerable. Campanilla no puede ser negra. Así como los personajes de Lydia Cabrera, Chinua Achebe, Sédar Senghor o Wole Soyinka no pueden ser blancos. Por motivos literarios y de respeto elemental a sus creadores, el hada Campanilla es blanca. Pero, aún hay otras poderosas razones.
El chimpancé humano, de todo color, siempre ha practicado el esclavismo. Desde los mismos principios de la vida social organizada. Cuando se habla de esclavitud, se piensa en los malvados blancos raptando negros de África. Conocemos al dedillo los horrores de la esclavitud de los negros. Me parece muy bien. Pero ¿por qué no sabemos nada de la esclavitud de los blancos? Para los que no han leído a Jim Goad, he aquí algunos hechos.
“En tiempos remotos a los esclavos se les identificaba habitualmente como una población eslava, la propia palabra 'esclavo' surge como una adulteración de 'eslavo'. Comprobadlo en el diccionario si no me creéis. Sobre todo capturados por las vecinas tribus germanas como parte de la añeja rutina de violación y saqueo de los boches, los esclavos eslavos........© Vozpópuli