No dudo de que las formas siempre pueden esperar si lo que urge es el fondo. La postmodernidad, allanadora de tantas pamplinas pero también propiciadora de tan graves desafíos a las maneras comunes, nos alarma cada vez más proponiendo de hecho la gratuita liquidación de las correcciones y modales, de manera especialísima en la vida política. Ahí está ese encanallado alcalde canturreando como un bellaco la desquiciada ocurrencia de elogiar la pederastia. A su lado palidece la grosería del ministro Puente aludiendo a su presidente como el “puto amo” y se queda en mantillas la cazurra bellaquería con que un Jesús Gil ejerció, a la sombra del felipismo, la alcaldía de Marbella. Lo que no se me alcanza es si habremos tocado ya fondo o habrá que esperar aún hazañas peores de esta chusma que, por lo visto y oído, parece capaz de toda avilantez amparada en la impunidad que le brinda el Poder que tendría que frenarla. ¡Un alcalde ilustrando a su pueblo con la historieta chabacana del pederasta que se ufana en público de su proeza! De momento, en efecto, resulta difícil........