Colón, investigado


Vaya por delante que no seré yo quien descarte la hipótesis de que la trifulca columbina que encocora esos días a la tertulia nacional no sea, en realidad, más que una cortina de humo (¡otra!) corrida por la tele gubernamental para distraer al gentío de la catástrofe moral y política en que sobrevivimos. ¿Era Colón de Génova, como creyeron sus contemporáneos, o fue un paisano como vienen creyendo desde hace siglos los mejores colombinistas a excepción, casi única, del insigne y humilde don Emiliano Jos? ¿Era un aristócrata secreto y desclasado por respeto a la Corona o por miedo a la Santa Inquisición, nada menos que sobrino de Isabel y Fernando por parte de madre, o no fue más, en realidad, que un corsario aventurero, que, para más inri, conoció el derrotero preciso de América por gentileza de un curtido marinero onubense como Alonso Sánchez? ¡Cualquiera sabe! La cuestión de la paternidad fue siempre enigmática mientras no se averiguó el arcano del ADN, y si no que se lo pregunten a Filipo de Macedonia, el pobre, al que su señora, la bella Olimpia de Épiro, le endilgó el colosal camelo de que quien la había preñado no era sino el dios egipcio Amón disfrazado de seductora serpiente (hay gustos para todo), lo que enunciado en el ámbito helénico apuntaba temerariamente al mismísimo........

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