Aunque fue hace mucho tiempo, casi una semana, el clima de psicosis que se adueñó del espacio público no ha desaparicido, sino que incluso ha aumentado precisamente por la falsedad de los hechos de Malasaña. No sé si algún desalmado que aún tenga esperanza en la racionalidad de nuestro tiempo esperaba que la realidad modificase el relato distópico de un Madrid tétrico y peligroso para los homosexuales.
En los medios se ha insistido en “informar” sobre este hecho con mensajes como “una mentira define perfectamente la realidad” o “esta vez era mentira, pero podría haber sido verdad”. En medio de esa sensación de estar a punto de ser encerrados en algún ensayo de la película de Milos Forman, Alguien voló sobre el nido del cuco, hubo quien se sorprendió porque las manifestaciones en protesta de un hecho, que todos sabíamos que no había ocurrido, lejos de desconvocarse, se mantuvieran. Como teniendo aún esperanza en una izquierda organizada en torno a la realidad y no la lógica del poder.
La manifestación en Madrid estuvo preocupantemente nutrida, incluso en lo que hace a la cobertura de medios informativos. Parece que los asistentes no tuvieron tiempo de formular consignas actualizadas tras........