A pesar de mis reticencias, ya expresadas en el artículo de la semana pasada sobre el duelo a garrotazos entre los dos grandes partidos sobre el CGPJ, los hados me obligan a escribir una vez más sobre el tema. Terminaba el último artículo dudando si se seguiría con la pugna, si una carambola permitiría que sigan existiendo ciertos controles al poder o si se reformaría la ley para desbloquear el CGPJ. Parece que estaban esperando para responderme y, desde mi punto de vista, no ha ocurrido ninguna de las tres opciones sino una intermedia.
El pacto anunciado hace un par de días tiene sus luces y sus sombras, y más luces o más sombras según desde el punto de vista en que se vea. Desde el punto de vista de la Administración de Justicia, en un sentido cuantitativo, no cabe duda de que el acuerdo es una buena noticia, porque el acuerdo va a permitir que se nombren los jueces cuya designación estaba paralizada desde que la reforma del PSOE de 2021 impidió que un CGPJ con vigencia prorrogada o “en funciones” pudiera hacer nombramientos, como modo de presión. Eso hizo que hubiera muchísimas vacantes y sentencias sin pronunciar, lo que constituye un problema práctico enorme.
Desde el punto de vista político, da la impresión de que el acuerdo supone un cierto triunfo del PP, pues el........