Los lectores de Ramón Gómez de la Serna sabemos que “la conferencia ha sido siempre el grito de hambre más digno que puede emitir el hombre”. Porque ha sido un género que permitía a quien lo practicaba exhibir un relato, aquilatar conceptos y afinar ideas. Y si encima el anfitrión le alargaba un cheque, miel sobre hojuelas.
Luego vino la “presentación” que pretende ser lo mismo pero con el añadido tergiversador de las diapositivas y el power point, que son como las chuletas que llevaban los malos estudiantes al examen. De ahí hemos pasado al “webseminario” donde ya todo es virtual, no hay toses ni bostezos visibles ni los aplausos, colofón de esa misa laica que era la antigua conferencia.
Hubo un tiempo, cuando ya la degradación se empezaba a hacer visible, en que me preguntaban, al invitarme a acudir a algún........