Estado de excepción para la oposición

La rana constitucional se sigue cociendo lentamente a baja temperatura en lo que bien podría llamarse “estado de excepción para la oposición”. El último aumento de temperatura es la invasión de jurisdicción del Tribunal Supremo por el Tribunal Constitucional en los recursos de amparo de Alberto Rodríguez y Arnaldo Otegi. Los dos recursos tienen en común que los protagonistas son partidarios de la violencia política y, en el caso de Otegi, condenado por terrorismo; sobre todo, ambos son socios de Sánchez. El Constitucional de Conde-Pumpido, en su mal disimulada usurpación de poderes judiciales y en el ya viejo papel de Tercera Cámara no elegida por nadie, ha propinado otro golpe al poder judicial y mostrado que los enemigos del sanchismo deben perder toda esperanza de justicia: no somos libres ni iguales.

Pese a las protestas de asociaciones y órganos del poder judicial, el desmantelamiento de la división de poderes sigue adelante. El Gobierno está decidido a llegar hasta donde sea necesario y mantiene la iniciativa mientras la oposición, tanto la de Feijóo como la de Abascal, no está a la altura del desafío, enfrascado uno en improvisar sin querer creer del todo lo que está pasando, y el otro en sus problemas de partido y el folklore de la calle Ferraz, que por divertido que resulte a veces no sustituye a la batalla en las instituciones ni a la auténtica movilización civil. Deberíamos, por ejemplo, preparar manifestaciones no para quejarnos de Sánchez, sino de apoyo al poder judicial y para exigir un verdadero Estado de derecho.

Para comprender la cuestión de fondo, que no es otra que la supresión........

© Vozpópuli