El discurso (imposible) del Rey y el Gobierno bipolar

Escuchando el otro día a Pedro Sánchez defender la Monarquía me acordé de esos abogados defensores que en las películas americanas saben, sin asomo de duda, que su cliente es rematadamente culpable, y antes o después acabará en la silla eléctrica. O en la guillotina, si nos atenemos a las preferencias ejecutorias de Irene Montero. No me negarán que es altamente llamativo observar cómo los dos partidos gobernantes intentan exprimir en su beneficio a la Corona. El PSOE en un intento no demasiado creíble de recomponer su depauperada imagen de partido institucional; y Podemos redoblando sus ataques a la monarquía para ensanchar el vivero republicano de la sociedad.

El presidente del Gobierno se puso solemne y salió con todo a proteger a nuestro Rey contemporáneo (María Jesús Montero dixit). No es la primera vez que Sánchez usa la institución monárquica como mecanismo de compensación de decisiones, digamos, imprudentes, cuando no directamente temerarias. En esta ocasión, tras el vídeo contra la monarquía producido por Podemos con música de la serie 'Narcos', el ambiente estaba más cargado de lo habitual. Así que a Su Solemnidad le vino bien defender al contemporáneo (de Felipe II no dijo nada) para apaciguar a algunos de los propios (tampoco a todos) y evitar que se vinieran aún más arriba los ajenos y lo pusieran todo perdido antes de tiempo.

Circunstancialmente, a Sánchez le está viniendo bien Felipe VI para situarse en el medio cuando conviene, entre el monarca y sus vituperadores, pero por lo común somete al jefe del Estado a dieta estricta en lo que a proyección pública se refiere. Porque la realidad es que con un país endeudado hasta que las ranas........

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