La crisis económica iniciada en 2008 hizo que el bipartidismo se tambaleara en España. El hartazgo y la indignación de millones de ciudadanos acabaron materializándose en 2014 en un nuevo partido que, pese a ser minoritario once años después, llegó a ocupar las primeras posiciones en las encuestas, así como una vicepresidencia del Gobierno y algunos ministerios. Con esos méritos no es de extrañar que fuese objeto de mil y una críticas, no pocas dirigidas a relacionarlo con los monstruos del siglo XX. El problema es que, en la contienda partidista y mediática de hoy en día, cualquiera que se guíe por lo que se dice podría pensar que el comunismo y el fascismo siguen dominando Europa. Y mientras tanto, lo verdaderamente existente se pierde entre el ruido.
Desde el primer momento, en el sector jimenezlosantiano se quiso trazar una línea —una línea criminal, a la manera maniquea— entre Lenin y Pablo Iglesias Turrión, entre el Partido Comunista de la Unión Soviética y Podemos, reflejada en el título del libro Memoria del comunismo. De Lenin a Podemos. El propio Iglesias lo puso fácil con sus discursos «asustaviejas» contra «la casta» cuando, en presencia de los de la hoz y el martillo, disfrutaba asumiendo el papel de camarada rojo disfrazado de demócrata. Pero el idilio no dura eternamente, y con chalé o sin él la gente empezó a desengañarse.
No tiene la menor intención de........