Mediodía en Madrid. Una calle céntrica y dos mujeres mayores tomando el sol en un banco. "Pues yo no sé a quién votar", dice una. "Bueno, mujer, está el ciudadano ese...", le sugiere la otra. "¡Ni hablar, que ese es catalán!", se revuelve la primera.
Esta conversación, cazada al vuelo hoy mismo, refleja con crudeza algo muy triste: que una madrileña se siente incapaz de votar a un catalán para presidente del Gobierno, por mucho que la persona a la que se refiere, Albert Rivera, sea precisamente de uno de los partidos que más abogan por la unidad de España y critica al independentismo.
¿De dónde ha salido tanto odio? ¿Cómo puede estar pasando esto?........