Se abren las primeras páginas de un libro: “Es el caballo de Oggún”, texto narrativo que el poeta de Guadalupe, Ernest Pepin, le dedicara a la obra tremenda del artista de la plástica Jean Michel Basquiat.
Desde una esquina, casi llegando al pie de la página, saltan estas palabras untadas de abismos y luces: …un lenguaje desnudo como una lengua de pajarillos tartamudos. Toda infancia tartamudea… Entonces, alzo la cabeza, miro por la ventana y pasa el mundo de la infancia armada de asombros, el viaje hacia la vejez, la muerte y el eterno regreso a los días de soles dormidos en el agua. Pero ahora el que pregunta no es un niño, sino el viejo que hizo en otro tiempo un carrusel de los por qué. Ahora las preguntas son terribles y hermosas. ¿Somos una gota de agua o el agua de la gota?
Así nace este libro: Yo soy........© Victoria