LOS ZAPATOS DE PILAR

Los niños de hoy no pueden leer esta historia sin conmoverse. Es cierto que, desde los cristales de una tienda, puede saltar un lamento: ¡Oh, qué caro están los zapatos de Pilar! Pero el amor sigue sin tener precio. Y la muerte es un premio si hacemos el bien

Hay en La Edad de Oro, un cuento en verso, y uno de los mejores recuerdos guardados de la infancia. Es una historia que nos conduce al misterioso país de las lágrimas, como diría el Principito, y al mismo tiempo, es un golpe en la conciencia para mantener en estado de vigilia la piedad y la ternura.

Aunque el cuento es dedicado a María Mantilla, todos nos apoderamos de ese regalo de amor llamado Los zapaticos de rosa: “Hay sol bueno y mar de espuma, / y arena fina, y Pilar /quiere salir a estrenar / su sombrerito de pluma…”. Así comienza la historia, con el sol bueno, el beso del padre, la compañía de la madre y la promesa de traer arena fina.

Se fueron por la calle del laurel, la madre toma un clavel y Pilar un jazmín. “Ella va de todo juego”, y se distingue la alegría por encima de las flores. Nos deja entonces Martí, dos sentimientos contrarios: “la madre se echa a reír, / y un viejo se echa a llorar…” ¿Quién es el viejo que llora y por qué? No lo........

© Victoria