Los hijos del carpintero

El mundo se descorazona y los hijos del carpintero se muestran los puños. La fraternidad es amenazada por el fratricidio. Albert Camus sonríe ante la caída. Hoy son muchas las amenazas, los desafíos y las inéditas realidades en un mundo tan diferente que deja latentes los viejos dilemas de la justicia y libertad humana.

Las ideas de progreso y utopía andan de paseo, y las distopías del Gran Hermano y el Mundo Feliz arman un sillón en la sala de la historia. El mundo es de tal velocidad que no deja nada estable, todo es líquido como los relojes de Dalí y el anuncio de Bauman. Hasta el amor se escabulle de un cuerpo a otro sin dejar rastros de humedad.

Es el zapping, cambio de canales con el pulgar, circulan las imágenes que miran la ceguera del hombre. Hamelin se lleva a los ratones, y a los niños. Y la inteligencia artificial de OpenAI que cocinan las empresas “sin ánimo de lucro”, amenaza con llevarse los sueños, último reducto de humanidad. Y es que la AI no es una herramienta sino un agente.

No hay atención porque las imágenes pasan volando y las emociones no dan tregua al pensamiento. La esquizofrenia es tal que pensar........

© Victoria