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El Grinch bumangués
El Grinch, estaba ahí para devolvernos algo que en nuestras ciudades se ha vuelto un lujo: el respeto por lo público y lo colectivo.
Hace unos días, en las calles de Bucaramanga apareció un Grinch, pero no para robar la Navidad, sino para defender las ciclorrutas. Con su disfraz verde y su actitud decidida, bloqueó el paso a los motociclistas que, sin mayor reparo, invadían el espacio reservado para las bicicletas. El Grinch, estaba ahí para devolvernos algo que en nuestras ciudades se ha vuelto un lujo: el respeto por lo público y lo colectivo.
Las ciclorrutas de Bucaramanga, aunque necesarias, están lejos de ser funcionales. No existe una verdadera cultura de la bicicleta: ciclistas, peatones y motociclistas compiten por espacios........
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