Desde lejos, todo potrero se ve parejo

Compartir

El mayordomo solía repetir una frase del campo que me quedó sonando: “Desde lejos, todo potrero se ve parejo”. Con el tiempo descubrí que no hacía referencia al terreno, sino a algo más humano y cultural: la tendencia a ver lo de otros mejor, más valioso, más digno de admirar; y, en contraste, la facilidad con la que nos damos duro a nosotros mismos.

¿Por qué nos cuesta tanto reconocernos?

¿Por qué vemos talentos en otros que no reconocemos en nosotros?

Quizás porque cargamos el inventario completo de nuestros defectos e imperfecciones: conocemos nuestras dudas, nuestros errores, nuestros miedos. A los demás solo les vemos el resultado final, la versión editada,........

© Vanguardia